Musica Disfuncional !


miércoles, 21 de enero de 2009

SOBRE LA LUCHA ANTICAPITALISTA Y LA “REBELDÍA” JUVENIL


El Capitalismo es depredador por excelencia, sólo entiende de beneficio, es inmoral por definición, no existen personas, sino consumidores-productores, no existe la naturaleza, los ecosistemas, sino los recursos naturales, las materias primas. Todo el progreso, los avances tecnológicos, los inventos, la ciencia... es utilizado para ello, para aumentar, por un lado, su capacidad de integración, dominación, vigilancia y control de las mentes y cuerpos de las personas y de los pueblos y, por otro, para aumentar su capacidad de control, rentabilización y destrucción de la naturaleza y sus ecosistemas.

Atendiendo a los anuncios publicitarios, grandes empresas responsables de graves agresiones a la Madre Tierra como REPSOL o GAS NATURAL, se nos presentan casi como entidades conservacionistas, bancos y cajas de ahorros mediante sus obras sociales (eufemismo que esconde ventajosas inversiones que lavan su imagen y desgravan impuestos) parecen desprendidas, dadivosas, altruistas y solidarias oenegés; el Macdolars nos hace creer que se abastece de pequeños agricultores y ofrece productos naturales; el Ejercito es tan humanitario y enrrollao que nos invita a enrolarnos ahora que somos incapaces de distinguirlo de la Cruz Roja; la Cocacola parece agua bendita y la Revolución es la nueva hipoteca del banco de Santander... «seguirán estando con la gente, con toda la gente, la buena gente».

Su hegemonía es rotunda sobre la información de todo acontecimiento que se nos presenta para que, o lo interpretemos a su gusto o no lo podamos interpretar. Los telediarios nos espetan acontecimientos aislados, inconexos, que se nos muestran ininteligibles, y las claves para su comprensión no las enseñan en la escuela ni en la universidad, allí aprendemos verdades del tipo de que dos y dos son cuatro, que la Transición fue estupenda y ejemplar y el rey un menda cojonudo, que la Guerra Civil fue una contienda entre republicanos rojos y golpistas azules... y que deberíamos agradecerles que nos obsequien con esta maravillosa democracia por nuestra cara bonita, que sin haberlo sudado, sin esfuerzo siquiera, merezcamos vivir en el mejor y más libre de los mundos.

Antaño las personas éramos plenamente conscientes de nuestra posición social. Los esclavos tenían claro que lo eran, quién era su amo. Los proletarios sabían hasta qué punto eran explotados y conocían por quien, sabían perfectamente quien era su enemigo y no dudaban en enfrentarlo.

Hoy por hoy, tras la casi desaparición en estas latitudes del proletariado, en la acepción clásica del termino, cuando la mayoría de la clase productora ya no produce nada más que su propia perdición (teleoperadoras, seguratas, cajeras y reponedores de supermercados y centros comerciales, funcionarios, administrativos...), la conciencia de clase se ha perdido, evaporándose así la posibilidad de reconocer al enemigo y acometer contra él.

Hipnotizados y abducidos por la tele, la videoconsola, el fútbol, los culebrones, el móvil, las drogas, la estética... en suma, la Democracia, nos creemos libres. Libres para elegir entre Amena o Movistar, cocaína o éxtasis, pendiente en el ombligo o en la ceja, hipoteca a treinta o cuarenta años, votar a un valedor del capitalismo o a otro valedor del capitalismo, ver la uno o Telecinco, leer el País o el Mundo...; bajo una fachada de modernidad y progreso nuestras vidas son programadas y nuestra capacidad de decisión sobre ellas merma y se desintegra. Nace, crece, vota, consume... y muere, de cáncer, de vieja o de asco. Eso sí, calladitos y serviles, como dice el pánfilo del Melendi «caminando por la vida... intentando no hacer ruido, vestío con un sonrisa...»

Sin embargo, los que detentan el poder y sus cortesanos, sus mercenarios y rémoras que avanzan adheridos al tiburón para alimentarse de las piltrafas y despojos que sobran de la masacre, del banquete, tienen meridianamente claro el papel que desempeñan, la posición que ocupan y el beneficio que obtienen de este status quo. Los explotadores y ricos no sufren erosión alguna en su conciencia de clase, saben quien fue su enemigo y si algunos no lo perciben como tal es porque lo consideran vencido, totalmente derrotado, saborean su dulce y rotunda capitulación.

Hemos saltado de una consciente y forzosa esclavitud a una inconsciente y voluntaria servidumbre. Si la primera era trágica, la segunda es patética. Sin conciencia de clase no es posible acabar con las clases, sin conciencia de idiota no se puede dejar de hacer el idiota.

La rebeldía y las ansias de libertad y de justicia no tienen edad; surgen, fluyen, crecen y maduran a lo largo de toda la vida.

Porque fuimos catalogados como jóvenes rebeldes, radicales y nos lo creímos... Porque hemos participado y alimentado ambientes juveniles, pretendidamente revolucionarios y disidentes, y hemos visto cómo para la inmensa mayoría de sus integrantes prevalecen las formas sobre el fondo, que no existe. Lo superficial, la estética, la pose, el sentimiento de pertenencia a algo que no es nada, al menos nada diferente, nada transformador, es lo que prevalece; el creerse diferentes, críticos, al margen del sistema, cuando se participa de él igual que todo el mundo, son sólo palabras, sólo fachada.

La moda alternativa, radical o como se la quiera nominar, no es sino otra oferta del sistema que ha asimilado y recuperado desde la estética punk hasta el rock radical como otra mercancía más que ofrece para el consumo de jóvenes con supuestas inquietudes que inmersos al fin en este ambiente, en este gueto falsamente rebelde, se sienten diferentes y satisfechos, y creen cumplir así suficientemente con su tenue compromiso social.

Si nos detenemos en estas reflexiones es porque en su día caímos en su trampa y perdimos el tiempo dando importancia a lo que no la tiene realmente y porque, aunque sobra escribirlo, cada cual es libre de vestirse, peinarse y adornarse como le venga en gana, escuchar la música que le apetezca y consumir las drogas que le plazcan; esto no es más que eso, una decisión individual, unos gustos, unas presencias que carecen de toda trascendencia en el plano de las ideas, la ética, el compromiso, el conflicto social. A un opositor real, a un revolucionario, lo que le llama la atención y le seduce es leer, informarse, comprender... le interesa la acción, la estrategia, el buscar gente afín con quien comparta afinidades reales en estos términos, en este nivel. El resto de supuestos jóvenes rebeldes, los que sienten simpatía hacia los que visten como yo, fuman lo que yo, escuchan la música que yo... serán díscolos de boquilla, contestatarios de palique, revolucionarios de botellón, radicales de pacotilla y lo serán por poco tiempo, hasta que el paso de los años o de sus preferencias estéticas o musicales, por lo tanto, superfluas, les haga abandonar unos postulados que nunca lo fueron.

Con el mantenimiento de este gueto juvenil el sistema impide el desarrollo y la maduración del potencial revolucionario de muchos jóvenes que en él se pudre, se marchita o no llega ni a germinar, quedando todo en locura de juventud y reforzando un sistema que ofrece así su cara más amable, aparentando permitirlo todo y regalarnos todo tipo de libertades. A quienes osan rebasar la línea, salirse de esta representación teatral que ofrece, primero, el gueto a sí mismo para autoalimentarse y recrearse en su autocomplacencia y, después, al resto de la sociedad para recalcar su «somos tan diferentes y auténticos que se nos ve a simple vista”; es decir, los que pasen al enfrentamiento real con el enemigo, dejaran de ser considerados como simpáticos punkis, curiosos rastas, muchachas más o menos estrafalarias o consentidos ocupasbil y serán tratados como enemigos reales, tachados de exaltados y considerados violentos y antidemocráticos terroristas.

Quienes no somos tan jóvenes y sabemos que la rebeldía frente a lo injusto, frente al poder, no es un atributo o cualidad juvenil, no nos acomplejamos ni nos avergonzamos, más bien nos enorgullecemos de no pasar por el aro, de no comulgar con ruedas de molino, de no integrar el rebaño. Nunca es tarde si la dicha es buena y las que así pensamos hemos de buscar el conocernos, relacionarnos y actuar juntas en base a nuestro compromiso, interés y criterio, al margen de nuestra edad, de modas, de oficios... conjurando así el divide y vencerás que tan eficientemente aplica el poder.

Necesitamos recuperar nuestra identidad, nuestro orgullo, nuestra dignidad, y establecer un compromiso con nuestros iguales que nos permita enfrentarnos a quienes verdaderamente limitan y degradan nuestras vidas.

...Porque para hacer frente a este hatajo de malnacidos tan solo estamos nosotras.

lunes, 19 de enero de 2009

Una Sociedad Igualitaria y Colectiva

Cuando hablamos de sociedad igualitaria, nos referimos a un grupo de personas, en un determinado territorio, que la comunicación entre las mismas sea equivalente con cualquiera de sus integrantes, como así también, cooperativa, solidaria, divina, con interés y apoyo mutuo en ell@s mism@s.
Cuando hablamos de una sociedad colectiva, queremos decir, un conjunto de individu@s que sean unid@s, trabajando junt@s con un objetivo en común, ayudándose un@s con otr@s.
Ahora, cuando fusionamos estos dos elementos, como “igualdad” y “colectivismo”, estamos expresando una idea de “sin diferencias”, o sea, que no haya nada superior o algo inferior.
Y si a esta fusión, se lo agregamos a la sociedad, tendrían que convivir en comunidad idéntica; sin discrepancias dentro de ella. Siendo solidari@s, podemos ayudarnos tod@s, dando y recibiendo, sin egoísmo. En cooperativa con nosotr@s mism@s, sin rivalidades. Divina, amistosamente tratarnos, sin engaños. Con intereses y apoyo mutuo, trabajando nosotr@s para nosotr@s, y no para un@/@s. Colectiva, tod@s agrupad@s, sin intereses individuales, unid@s para crear y no destruir.
Sería algo utópico pensar que cada uno de los integrantes de una sociedad actúe así y que haya tal sinceridad entre los mismos, ya que es naturaleza del ser humano establecer diferentes formas de ver y vivir. Por eso se han creado grupos sociales, para poder separar culturas, desgarros generales, choques entre los habitantes. Para que se entienda esa “utopía” entre los grupos, tendríamos que analizar individualmente tres puntos de vista; la curiosidad simpática, la decepción y la comprensión. Es decir, que cada uno sepa razonar desiguales en aspectos de convivencia; la decepción de lo distinto a algunos hechos que se les hacen ajenos a su sociedad; y comprensión para deducir el por qué de ese disparejo entre sociedades. De esta forma, podemos saber interpretar y considerar a los seres como tales, sin prejuicios, y siempre apoyándonos de la mejor manera y sinceramente posible.

Para todo esto, necesitamos LIBERTAD pura e innata. Con estos factores, podemos actuar, pensar y sentir de manera opositora a la realidad. Tenemos que vencer a la ignorancia para hacerle llegar este mensaje a la población.
La sociedad actual, está contaminada de errores codiciosos y ambiciosos generado por el poder, que lo único que provoca es corromper este ideal. El Estado es el primer encargado de contrarrestar todo tipo de opinión libertaria que pueda llegar a destrozar al capitalismo, ya que éste, apoya a la jerarquía y a el vivir gracias al esfuerzo de los demás, haciéndole creer a las personas que un@ sol@ puede mantener el “orden”. Teniendo jerarquías, lo que hacemos es separar a grupos sociales en diferentes sectores de una escala de valores humanos. Esto, no es más que desconsideración del potencial de cada persona, siendo que tod@s somos iguales. Con jerarquías no se puede tener libertad, ni autonomía, ni igualdad, etc.
Sabiendo que “hecha la ley, hecha la trampa”.. para que queremos leyes que nos priven de libertad? Una constitución que reserve los derechos humanos, si ni siquiera se lo respeta. Estos mecanismos de “ordenanzas”, los podemos obviar si somos consientes y si realmente queremos igualdad.
Pero, para conseguir que cada un@ piense de la misma forma, tendrían que tod@s tener las mismas enseñanzas. Así, todos y todas podemos tener la misma “estructura” mental. Lo cual, los equipos de personas que se encargan del aprendizaje de los chic@s, no quieren/pueden al ser entes al servicio del Estado, que pretende que día a día seamos más ignorantes y sumisos. Si seguimos permitiendo este tipo de atrocidades, estamos siendo peones del gobierno, como así también estamos creando y aportando para que el Estado cumpla con sus objetivos; destruir, esclavizar, manipular, bastardear y golpear a todos y todas.
Vivimos en una sociedad brutamente discriminadora. Netamente pisoteada por los de más arriba. Gran parte del pueblo está desocupado, y otra parte muere de hambre. La gente tiene orgullo nacionalista y patriótico. Tod@s tienen la costumbre ser cómodos, y obtener la mayor cantidad de cosas posibles al menor esfuerzo. Muchas mentes capitalistas están dispuestas a contrarrestar cualquier tipo de movimiento libertario que pueda llegar a crear una sociedad igualitaria y colectiva, como cooperativa, solidaria, etc. Como también cerebros nacionalistas que permiten y hacen apología a la discriminación racista y xenófoba que hay. Y cuando se juntan esas mentes y cerebros provocan el desempleo, las muertes de hambre, egocentrismo, guerras por intereses económicos sin sentido, más que el de llenarse los bolsillos los que están en el trono y sus lacayos.
Todas las naciones lucran con la exportación de los cultivos, al igual que las empresas que explotan a los trabajadores para los beneficios y lujos propios de los dueños; mientras hay desnutrición, ignorancia, destrozos en los recursos naturales, estas lacras siguen currando y le dan la espalda cuando ven los problemas de la población. Las parasitas banderas nacionales, son las que contribuyen a la división de territorios, culturas, conocimientos, personas con las fronteras y a demás de eso, son con las que se cubren los cuerpos muertos de gente inocente que lucharon por ordenes de un egocéntrico bárbaro terrateniente supuestamente civilizado, por el petróleo, por las razas, por el capital y muchas más de estas estupideces sin razón ni sentido.
Estas degradaciones, ya son comunes y aceptadas por la gente, lo que nos lleva a la involución de la comunidad.
Muchos buscan la paz como medio de protesta, pero esto no les interfiere a los poderes mayores. Nosotr@s “no queremos paz, sino la victoria” del ideal ácrata.

¡¡TODOS IGUALES EN LIBERTAD!! ¡¡TODOS LIBRES EN IGUALDAD!!

J.M.B.

“Aquí, descripción de lo que existe; allá, la búsqueda de lo que debemos promover”. Pierre Joseph Proudhon


(gracias por permitirnos difundir este texto)